Ofrecemos al cliente dos elementos que consideramos imprescindibles para una correcta defensa legal de los intereses de nuestros mandantes, y no son otras sino el rigor y la preparación.
Rigor que se ha de desplegar en la relación cliente-abogado y sobre la que se funda el pilar de una buena defensa. Y preparación que no es otra cuestión sino que el abogado cuando llega al pleito, tiene que ser el que más sepa no sólo del asunto encomendado sino de la propia ley aplicable.